Nació en Chicago, Estados Unidos, en 1912, hijo de emigrantes escandinavos. Estudió matemáticas, ciencias y psicología en la Northwestern University, doctorándose en Yale bajo la dirección de Clark. L. Hull Hovland comenzó la actividad docente en 1940 en Yale, en cuya Universidad permaneció hasta su muerte prematura en 1961, a los 48 años. El estallido de la Segunda Guerra Mundial interrumpió su labor docente con su trabajo el en Departamento de Guerra de los Estados Unidos, donde coordino la evaluación de programas de entrenamiento y empleo del cine de propaganda entre las tropas norteamericanas. (Leer más)
El modelo de Hovland es un modelo planteado en su libro "Comunicación y persuación" que busca cambiar la actitud de las personas en el proceso de comunicación de acuerdo con Hovland. Dice que debe haber una selección de audiencias.
El propone 6 fases para la eficacia del proceso comunicativo la respuesta, la exposición de un modelo, suscitar atención, ser comprendido, ser aceptado y ser retenido. El modelo nace con el fin de organizar los elementos y variables del cambio de actitud producido por la comunicación social. De acuerdo a este esquema, podrían categorizarse cuatro factores que los receptores involucran en el momento de la comunicación:
El interés: la motivación que el destinatario posee en relación al tema del mensaje.
La exposición selectiva: el interés de la audiencia se concentra en los mensajes que más se adaptan a sus propias actitudes y valores, evitando lo internamente conflictivo.
Percepción selectiva: la interpretación se produce en función de la predisposición, valores y actitudes del receptor.
Memoria selectiva: el destinatario suele recordar mejor aquello que favorece sus propias opiniones
Hovland también te dice que la fuente y el receptor tienen unas características a las cuales hay que estar pendientes dentro del proceso de comunicación, estas son:
Fuente: tiene características y una jerarquización que permite la eficacia de del mensaje. Credibilidad, sinceridad y jerarquía.
Estímulo: Debe tener argumentos, incentivos y claridad y un mensaje que cuyo contenido genere estímulos para darle eficacia al mensaje en el proceso de comunicación.
Receptor: tiene características en creencias y actitudes y predisposición diferente y todo esto busca unos efectos en la comunicación y un cambio de estas actitudes y creencias que posea en receptor.
Sobre la base de una investigación experimental rigurosa en condiciones de laboratorio, los autores desarrollan una visión general de los factores que influyen en el proceso de cambio de opinión a través de estímulos comunicativos (persuasión). Muestran cómo las características del comunicador (por ejemplo, su credibilidad), los atributos del mensaje (por ejemplo, la estructura de la argumentación) y las cualidades del receptor (por ejemplo, su susceptibilidad a los estímulos persuasivos) tienen que interactuar entre sí. La comunicación persuasiva puede ser influyente. También discute cuán persistentes son tales efectos de persuasión (efecto durmiente). La atención se centra en la cuestión clave de la retórica clásica, tal como se ha transmitido durante 2.500 años: ¿qué debe hacer el comunicador para comunicarse con éxito, es decir, para cambiar las opiniones, actitudes y comportamiento de su público objetivo mediante la comunicación?
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